viernes, 21 de junio de 2024

Tiburón pintarroja colilarga ocelada

En esta ocasión, me gusta más su nombre en inglés, “epaulette shark” que describe la gran mancha negra de ribetes blancos que tiene detrás de cada aleta pectoral y que recuerda a las charreteras militares.


Su nombre científico es Hemiscyllium ocellatum, y pude verlo en el acuario del zoológico de Zúrich, aunque su hábitat natural sean las aguas someras de Australia y Nueva Guinea. No se descarta, sin embargo, que vivan también en otros lugares de características parecidas.



Es de pequeño tamaño, ya que por lo general mide menes de un metro de largo. Su cuerpo es delgado, su cabeza es corta y sus aletas tienen forma de paleta. Aunque pueden nadar perfectamente, a menudo las usan para impulsarse sobre el suelo marino.




Los adultos son de color marrón claro, con manchas más oscuras. Sus hábitos son nocturnos y tiene la capacidad de apagar selectivamente las funciones neuronales no esenciales con el fin de sobrevivir a la hipoxia causada por la falta de oxígeno en las pozas creadas por la marea. Son capaces de arrastrarse por el suelo, retorciendo sus cuerpos sobre las aletas. Se alimentan de una amplia gama de pequeños invertebrados, gusanos y algunos peces óseos.



Son ovíparos, y las hembras depositan pares de cápsulas de huevos cada dos semanas entre agosto y diciembre. Su estado de conservación es de preocupación menor gracias a esta capacidad reproductiva y a que no tiene interés comercial salvo para los acuarios.




Disponen de entre 26 y 35 filas de dientes en la mandíbula superior y de entre 21 y 32 en la inferior. Son dientes pequeños, con bases anchas y cúspides triangulares. Las aletas pectorales y pélvicas son anchas, redondeadas y densamente musculadas. Las dos aletas dorsales, de tamaño similar, están colocadas bien atrás en el cuerpo. La aleta anal es baja y está situada justo dante de una aleta caudal con un único lóbulo, el superior.




Su madurez sexual se produce a los siete años y es inofensivo para los humanos siempre que no se lo moleste. Gran parte de su hábitat australiano está rodeado de parque marinos protegidos, lo que también facilita su conservación. En cambio, en las costas de Nueva Guinea, se enfrenta a la degradación e su entorno y a prácticas pesqueras destructivas.


El acuario de Zúrich es pequeño, con apenas ocho tanques, pero pasé allí cuatro horas. Al llegar, el tiburón estaba descansando oculto tras unas rocas, así que tuve que volver varias veces para ver si despertaba. Conseguí verlo en varias ocasiones, pero enseguida volvía a ocultarse con gran frustración por mi parte. No obstante, en la última visita sí pude hacer suficientes vídeos de los que entresacar las fotos para esta entrada.