lunes, 3 de septiembre de 2018

Un encuentro inesperado


La semana pasada descubrí un breve – por desgracia no recuerdo en qué periódico – sobre un fotógrafo profesional llamado Keith Ellenbogen, del cual nunca había tenido noticia. Parece ser, que se encontraba en la costa estadounidense de Massachusetts, filmando la fauna local, cuando vio una aleta que sobresalía sobre la superficie del agua.


Pensando que se trataba de un tiburón peregrino que nadaba hacia él, decidió esperarlo para conseguir una buena toma. Cuál sería su sorpresa al descubrir que era un gran blanco. El tiburón se acercó a escasos metros del documentalista, girando a su izquierda en el último momento para evitar la colisión, como puede apreciarse en el vídeo (encontrado en Youtube, en esta página).



Lo curioso es que la anécdota tuvo lugar en el santuario marino de Stellwagen Bank, que se encuentra a escasos kilómetros de Cape Cod, donde Spielberg localizó su película Tiburón (Jaws, 1975). Recordemos que los hechos que inspiraron el libro y, posteriormente el film, no sucedieron allí, sino en Nueva Jersey, en 1916.

Este encuentro es una prueba más de que los humanos no formamos parte de la dieta de estos grandes tiburones. En la inmensa mayoría de las ocasiones solo sienten curiosidad, ignorándonos y siguiendo su camino una vez ésta ha sido satisfecha.

Según esta página, de donde he sacado la información para la entrada, el último ataque mortal acaecido en esta parte del mundo, sucedió en 1936, a pesar de que es una zona muy frecuentada por estos depredadores en busca de focas y leones marinos. Sí ha habido ataques más recientes, en los que las víctimas han sobrevivido.